Según fuentes que debo considerar fiables (se trata del ABC), el arzobispo emérito de Pamplona y obispo emérito de Tudela, Fernando Sebastián, ha señalado que «analizando las cosas objetivamente, no es compatible» ser cristiano y socialista. Es cierto que las comillas no llegan hasta el final de la frase, pero el resto del artículo no deja lugar a dudas, al menos en lo que se refiere a socialista del actual partido en el gobierno, y propone revisar algunos de los posicionamientos del partido, para hacerlo más cristiano.
En otro momento de sus declaraciones, dice que las perspectivas de futuro «dependen de la reacción de los cristianos», e incluyen «ser menos inconformista». Llega tarde, ya nos lo advirtió Nietzsche, entre otros: el cristianismo es la religión del conformismo; no la paz oriental o panteísta de sentirse parte del mundo, de aceptar sus ritmos y leyes, sino el conformismo manso del esclavo, del siervo lo llaman ellos, del que vive esperando otra vida mejor, tras bautizar esta como una dolorosa prueba de un dios de extraños criterios. Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero…
Pasaré de puntillas por ello, pero aunque sea obvio no puedo dejar de recordar la paradoja de que no sea incompatible ser cristiano y fomentar la guerra, incluso tergiversando la verdad.
En otras épocas, ser científico y hacer ciertos descubrimientos, tampoco era compatible con ser cristiano, y hoy día, bajo el falso perdón solicitado a la ciencia, continua la presión y la denuncia contra algunas investigaciones de biología genética.
Elegir otras formas de vivir el cuerpo no ha sido ni es fácilmente compatible con ser cristiano.
Digámoslo ya por tanto de una vez: ser librepensador, que no impide a nadie, por ejemplo, ser taoísta o budista, siempre ha sido incompatible con ser cristiano. Porque ser cristiano no es para ellos, como ya se ha demostrado sobradamente, creer en un Cristo cuyas escrituras ya son en todo caso inquietantes, sino pertenecer y ser fiel a la política del partido, sí, al fin y al cabo otro partido de listas cerradas.
En otro momento de sus declaraciones, dice que las perspectivas de futuro «dependen de la reacción de los cristianos», e incluyen «ser menos inconformista». Llega tarde, ya nos lo advirtió Nietzsche, entre otros: el cristianismo es la religión del conformismo; no la paz oriental o panteísta de sentirse parte del mundo, de aceptar sus ritmos y leyes, sino el conformismo manso del esclavo, del siervo lo llaman ellos, del que vive esperando otra vida mejor, tras bautizar esta como una dolorosa prueba de un dios de extraños criterios. Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero…
Pasaré de puntillas por ello, pero aunque sea obvio no puedo dejar de recordar la paradoja de que no sea incompatible ser cristiano y fomentar la guerra, incluso tergiversando la verdad.
En otras épocas, ser científico y hacer ciertos descubrimientos, tampoco era compatible con ser cristiano, y hoy día, bajo el falso perdón solicitado a la ciencia, continua la presión y la denuncia contra algunas investigaciones de biología genética.
Elegir otras formas de vivir el cuerpo no ha sido ni es fácilmente compatible con ser cristiano.
Digámoslo ya por tanto de una vez: ser librepensador, que no impide a nadie, por ejemplo, ser taoísta o budista, siempre ha sido incompatible con ser cristiano. Porque ser cristiano no es para ellos, como ya se ha demostrado sobradamente, creer en un Cristo cuyas escrituras ya son en todo caso inquietantes, sino pertenecer y ser fiel a la política del partido, sí, al fin y al cabo otro partido de listas cerradas.
2 comentarios:
El monseñor es ciertamente muy libre de marcar incompatibilidades, y me merece el mismo respeto que mi señor padre cuando afirma que no se puede ser a un tiempo bético y persona honrada. Son opiniones de taberna o sacristía sin mayor trascendencia. Tan sólo habría que recordarle, por aquello de la precisión, que el cristianismo se reparte en ciento de sectas que interpretan el mensaje de su mesías cada una a su manera, y que él es tan sólo un líder local de una de ellas, la católica. Que exija pruebas de pureza de sangre para los suyos si le place pero que no se arrogue representaciones que no le pertenecen.
El problema es el que apunta el Mentor. A pesar de su monolitismo oficial, el catolicismo se mantiene en función de una ambigüedad que nace de su origen. Algo de esto estudió Harold Bloom en su libro sobre Cristo y Yahvé. El Jesús de los cuatro evangelios no coincide y tiene unas actitudes muy ambiguas, tantas que sus seguidores pueden ver lo que les conviene en cada momento. ¿Quieren rigidez moral?. A citar lo de los niños escandalizados –delicioso eufemismo, como el de “yo no conozco varón” – y la piedra de molino al cuello. ¿Qué queremos lo contrario?. A coger la frase de la primera piedra. ¿Amor?. Obvio, lo de amaos los unos a los otros, etc. ¿Violencia en defensa de las ideas? Búsquese el pasaje de los mercaderes expulsados del Templo. Y así, cada uno puede fabricarse el Cristo que le convenga. Con esto y la proverbial capacidad de adaptación de la Iglesia Católica, se explican tantos años de preeminencia.
Publicar un comentario