viernes, 28 de marzo de 2008

Desagravio musical

Lejos de mí iniciar una agria polémica con nuestro amigo Robespierre, y mucho menos sobre cine, terreno en el que es un indiscutido maestro. Pero hay veces en las que nuestros gustos no coinciden, como por ejemplo en lo que respecta a Pasolini, al que en un reciente comentario despachó displicentemente con el calificativo de "plasta". No pude manifestar entonces mi desacuerdo ni mi admiración por el fallecido director italiano, y tenía el asunto ya olvidado. Pero ayer cayó en mis manos la banda sonora de "Uccellacci e Uccellini" (Pajaritos y Pajarracos), película irregular pero con momentos maravillosos (como siempre que aparece Totó en la pantalla), y que sobre todo tiene una de las más divertidas e ingeniosas músicas de títulos de crédito que uno recuerda.

Compuesta por Ennio Morricone y cantada por Domenico Modugno. Les pongo la secuencia para que la disfruten. En homenaje a Don Pier Paolo.

jueves, 27 de marzo de 2008

Sobre gustos...

No es cierto que sobre gustos no haya nada escrito. Fíjense si no en este blog. De entre sus posts, ya hay 20 etiquetados como de “buen gusto”, frente a los sólo 8 que hemos escrito sobre temas como historia o educación, o los 10 dedicados a la decencia, la política o teologías varias. Tomados todos estos en conjunto es cierto que doblan de sobra a los primeros, pero también está claro hacia qué etiqueta cojeamos. Se está demostrando así que este grupo de Concisos es, en el fondo, y como ya sabíamos, de filosofía hedonista… no me extrañaría que termináramos haciendo la ruta de tapas del 2012.

lunes, 24 de marzo de 2008

San Patricio, con retraso


El sol apareció del todo, formando un círculo de un blanco perfecto; también apareció todo el lago, bañado en luz. En el horizonte, los picos de las Twelve Bens Mountains se superponían en una gama decreciente de grises, como las películas de un sueño. Guardaron silencio. Al llegar a Galway, Walcott habló de nuevo: ‘Yo soy ateo, pero entiendo que aquí se pueda ser católico. Este país tiene algo muy especial. Todo vibra constantemente, tanto la hierba de los prados como la superficie de los lagos; todo parece indicar una presencia. Hay una luz inestable y suave, como una materia cambiante. Ya verá. Hasta el cielo parece vivo’.

(Las partículas elementales, Michel Houllebecq)

domingo, 23 de marzo de 2008

Un cuento de Arthur C. Clarke


Como ya sabrán ustedes, esta semana de pasión que acaba hoy fue la elegida por Arthur C. Clarke para dejarnos. Aclaro que no voy a hacer una glosa de su figura, que luego el ciudadano Mentor se queja de que este blog es una necrológica continua. Tampoco soy un experto medianamente cualificado para hablar del escritor, más allá de la feliz conjunción que le llevó a los brazos de Stanley Kubrick. He leído muy poco de él, aunque me dejó siempre un gran sabor de boca. Pero ante su nonagenaria muerte me acordé de un cuento que leí años ha. No recuerdo el título y no poseo el libro, pues era prestado y fue devuelto a su legítimo dueño. Pero no resisto la tentación de resumirles la trama a guisa de homenaje.

La cosa empieza con un astrónomo que además es jesuita (o un jesuita que además es astrónomo, que nunca se sabe con esta gente si primero va el oficio o la devoción) narrando una historia en primera persona. Sus líneas iniciales nos muestran a un hombre muy conmocionado. Su fe ha sufrido una dura prueba e impreca a Dios. El caso es que ha formado parte de una expedición interestelar que ha llegado a un planeta en los confines del universo. En él descubren los restos de una civilización extinguida. El astrónomo-jesuita (o viceversa) gasta varias páginas en describirnos el grado de sofisticación que alcanzó el desaparecido pueblo que se puede ver en sus ruinas. Lo que acabó con ellos fue que la estrella de su sistema solar estalló pasando a fase supernova, arramblando con sus reforzados rayos con toda vida en el planeta.

El problema es el siguiente: el jesuita-astrónomo (o viceversa) hace su cálculos y llega a una terrible conclusión para su fe. El estallido tuvo que verse en la Tierra. Y en la misma época en que vino al mundo Jesús de Nazaret. Con lo que es muy plausible que esta supernova fuese la estrella que guió a los magos en su viaje al Portal de Belén. Ahora comprendemos el dilema del pobre narrador ante el brutal choque entre su fe y su razón científica. Para que se cumplieran las escrituras, Dios tuvo que arrasar una magnífica civilización en la otra punta del universo. Este escritor de ciencia ficción recién desaparecido era un pillín después de todo.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Del Rigor en la Ciencia

(Con permiso de Don Jorge Luis)

...En aquella Ciudad, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de un solo Barrio ocupaba toda una Manzana, y el mapa de la Ciudad, todo un Barrio. Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisficieron y, por orden de su Alcaldesa, los Colegios de Cartógrafos trazaron con líneas de colores un Mapa de las Rutas de la Ciudad que tenía el tamaño de la Ciudad y coincidía puntualmente con ella. Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y del Levante. En los parques y calles perduran despintadas Líneas del Mapa, sólo seguidas por Turistas Desorientados; en todo el País no hay otra reliquia semejante de las Disciplinas Geográficas.

Suárez Miranda: Viajes de varones prudentes, libro cuarto, cap. XLV, Lérida, 1658

domingo, 9 de marzo de 2008

El nombre del conciso


Anoche, en el ejercicio de mis labores críticas teatrales, algo que les aseguro puede afilar aún más la cuchilla jacobina de este Robespierre, tuve que enfrentarme a una versión escénica de El nombre de la rosa. No es objetivo de este post hacer una valoración del espectáculo, sino compartir con ustedes mi sorpresa. Pues resulta que este best seller de los 80 y 90, imprescindible en toda biblioteca con pretensiones de la época, de necesaria lectura aunque fuese de su solapa para todos aquellos que quisiesen molar intelectualmente, es una obra profundamente concisa.

A estas alturas todos conocerán la historia pergeñada por Umberto Eco, que según cuenta la concibió debido a las ganas que tenía de matar a un monje tras una exhaustiva investigación medievalista. Así que evitaré lo de la wikipedia de que vamos a desvelar detalles de la trama. Para empezar el semiótico metido a novelista ofrece un incómodo retrato de la Iglesia Católica, con una sola fe dividida entre varias órdenes religiosas que no se ponen de acuerdo en su interpretación práctica. Pero lo más importante es el personaje de Jorge de Burgos, un monje que prefiere imponer la religión por el miedo que por la risa, y que tiene una gran colección de libros que pueden hacer que la gente piense por su cuenta bajo la llave de un laberinto

Cuando leímos el libro en los más relajados años 80 y muchos lo catalogaban despreciativamente como best seller, como si eso le negase algún interés, no suponíamos su vigencia en este convulso principio del Tercer Milenio. Ahora los Jorge de Burgos claman por todos lados, bajo las túnicas de los imanes radicales islámicos o de los obispos sometidos a Roma. Ratzinger desde el Vaticano hace que la cristiandad no se ría y pretende mandar el saber científico a una laberíntica torre que no dudaría en destruir si eso amenazase las misas en latín y la Fe. Gracias a que El nombre de la rosa ya no es un fenómeno editorial, sino S.S. lo condenaría como hizo con el pobre de Harry Potter, que nunca supuso que tendría que usar su varita contra el Vaticano además de contra Lord Voldemort.

Decía Santa Teresa que Dios anidaba entre los pucheros. Puede que los concisos también tengamos que asumir que nuestra ideología puede ocultarse de forma más efectiva entre las páginas de un best seller que en cientos de tratados más sesudos.

miércoles, 5 de marzo de 2008

De por qué sigo prefiriendo el comercio especializado a las grandes superficies

Todo está en Internet, decimos, y nos felicitamos de pertenecer y manejar un mundo en el que toda la información está democratizada y a nuestro alcance. Pero democracia, como se ha establecido y demostrado ya, es un camino necesario –quizás el menos malo– que termina en la demagogia. Hoy sólo quise saber acerca del guión de una película; es muy antigua, probablemente la pudiese descargar libremente. De no ser así, quizás hubiera encontrado dónde adquirirlo. Lo encontraré, debe estar ahí, entre el ruido. Entre todas esas páginas en las que tantos críticos opinan y se copian unos a otros; o entre estas, que son sólo publicitarias y me ofrecen el DVD y el póster de la película, pero en las que no encuentro la palabra guión; o quizás entre estas en las que bellas sirenas me sonríen, ligeras de equipaje, y prometen susurrarme por teléfono el título de mi película.

lunes, 3 de marzo de 2008

Cartas finlandesas: idioma

El idioma suomi es uno de los más complejos del mundo. Está bastante aislado en su procedencia. Pertenece a la rama de lenguas ugrofinesa, que ha dado el húngaro, el estonio –que se parece mucho al finés- y algunos dialectos rusos. Por alguna razón los magiares dejaron el Báltico y se dirigieron la los Balcanes. En Finlandia cuentan chistes sobre ello- Algunas corrientes de filólogos lo relacionan con el Euskera, pero estas teorías no tienen mucho predicamento. Más bien algunos perezosos intelectuales prefieren refundir en un solo bloque todas estas lenguas extrañas para ahorrarse categorizaciones.

Los mismos finlandeses son conscientes de lo problemático de su lengua, que sólo hablan unos cinco millones de personas. En Helsinki me dieron un dato: hay en el mundo unos 31 millones de afganos. Luego hablan este idioma asiático seis veces más personas que el finlandés. En la carta que tengo reservada para la modestia finlandesa les contaré como ellos mismos aceptan esto de ello. Por ahora detalles técnicos.

La sensación de bloque compacto que da el finés viene de su sobriedad. Es una lengua sin adverbios ni artículos. Los diversos casos se dan mediante declinaciones, no menos de 15. Es decir, para decir “bajo la mesa”, “sobre la mesa”, “junto a la mesa”, etc., se usa la palabra finlandesa “mesa” declinada. Tampoco hay género masculino ni femenino. El resultado es una lengua muy abstracta y poco barroca, ideal para expresar con contundencia ideas, pero poco práctica para la creación literaria. Eso parece les influye socialmente, pues son una gente muy práctica y poco apta para andarse por las ramas. En las reuniones que tuve allí lo comprobé, lo poco que les gusta la puesta en escena dialéctica y lo directo que van al grano.

Tampoco es una lengua agradable de oír. Tiene demasiadas “j” y la hacen áspera. El acento prosódico siempre recae en la primera sílaba de las palabras. Si es un término compuesto puede tener varios, afectando siempre a la primera sílaba de cada palabra unida. Esto hace que parezca hablen en yámbicos muchas veces. Podría ser agradable de no ser por la escasa entonación. Ahora con lo de estudiar idiomas se está extendiendo el entonar, pero en finlandés no se hace ni con las interrogaciones. Se sabe si se está preguntando por una partícula interrogativa (“ko” o “kö”) que se añade al final de la frase.

Sin embargo, esta complicada lengua no es defendida a ultranza como símbolo de pureza, como otros deplorables nacionalismos que nos cogen más cerca. Más bien es un estímulo para aprender otros idiomas y abrirse al mundo, con lo que esta sociedad que lo tenía todo para aislarse paradójicamente es una de las más receptivas. Un ejemplo que otros deberían imitar.

sábado, 1 de marzo de 2008

Primavera en Bulgaria

(Vladislav Púnchev, EFE)

La población de Bulgaria festeja, el 1 de marzo, el primer día de la primavera con una costumbre pagana que se expresa por medio de la decoración de vestimentas, animales y casas con hilos de lana de colores blanco y rojo.
Esta decoración se llama martenitsa y su nombre proviene del mes de marzo y de la llamada Abuela Marta, un personaje mítico presente en las costumbres y la mentalidad del pueblo búlgaro.
La Abuela Marta personifica el mes de marzo y, según la mitología, es hermana de Sechco Minor y Sechco Mayor, otros personajes míticos que simbolizan los meses de enero y febrero. La leyenda cuenta que siempre está de mal humor porque sus hermanos se beben todo el vino que quedó del año pasado y nunca le permiten degustarlo. Por eso, el ánimo de la abuela es variable y eso se refleja en la cambiante meteorología.
Para tratar de apaciguar a la Abuela Marta (Baba Marta), la gente del país balcánico se intercambia martenitsas que se ponen en la muñeca, como pulseras, o en el pecho, como broches.
Persiste la creencia de que el 1 de marzo se despierta en la naturaleza alguna desgracia indefinida y el único remedio para liberarse de ella es el rojo, el color predominante en los adornos que se venden por las calles.
Y, como lo malo amenaza generalmente a los niños y los animales de corta edad, es muy habitual que se pongan martenitsas también a perros y gatos domésticos, en general en el cuello o en la cola. Las figuras más habituales siguen siendo las blancas y rojas, llamadas Pizho y Penda, que son símbolos de deseo sobre una buena salud y una cosecha abundante.
El amuleto se lleva hasta la llegada de las cigüeñas o las golondrinas y, apenas se percibe una de estas aves en el cielo primaveral, uno se desprende de la martenitsa para atarla a un árbol floreciente, por lo que es muy habitual que se vean ramas enteras cubiertas de hilos blancos y rojos.