En Diciembre de 2001, el fotógrafo de la agencia Magnum Thomas Dworzak llegó a Kandahar. Los talibanes habían abandonado la ciudad ante el avance de la oposición apoyada por las fuerzas internacionales. Durante su gobierno, la estricta ley islámica había prohibido los retratos, aunque unos pocos estudios habían seguido abiertos para hacer fotos de pasaportes y otros documentos. Algunos talibanes aprovecharon la situación para hacerse retratos artísticos como recuerdos o para enviarlos a sus familias. En la retirada, dejaron atrás muchas de esas fotos que fueron recogidas por Dworzak. Viéndolas, los criterios estéticos que normalmente asociamos al puritanismo integrista de los talibanes caen por su propio peso.
viernes, 18 de abril de 2008
Flower Power
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1 comentario:
Pues sí, que decepción. Las películas de Hollywood van a tener que cambiar la iconografía del terrorista talibán hirsuto y malencarado a toda leche.
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