jueves, 28 de febrero de 2008

Ermanno Olmi: enemigo del espíritu conciso



Les propongo algo. De la misma manera que en este blog aireamos las cosas que nos gustan y pensamos se ajustan al espíritu conciso, podríamos denunciar todo aquella obra artística que atente contra nuestros principios y den alas a nuestros enemigos. Entiéndanme, no se trata de denigrar únicamente a lo que no nos guste personalmente, sino a aquello que defienda lo indefendible en este blog.

Para predicar con el ejemplo, les hablaré de la última película de Ermanno Olmi, Cien clavos, que vi en el Festival de Pamplona. Aunque el certamen es sobre documentales, la incluyeron debido a la retrospectiva como documentalista que le dedicaron. Olmi es el típico pesado sesentero, que con el plasta de Pasolini jugó a ser cristiano y marxista todo en uno. Pero encarando la ochentena Olmi parece haber caído en el discurso antiintelectual que informa a la iglesia de Ratzinger. No les hablaré de la poca calidad de la película como producto fílmico porque no es el caso, sino de su nefasto mensaje. El caso es que un brillantísimo profesor de filosofía en lo que parece –no queda muy claro- una universidad católica sufre una crisis y llega a la conclusión de que la cultura escrita es una mierda. Tras hacer un gesto de protesta consistente en clavar los valiosos incunables de la biblioteca de su centro al suelo y destrozarlos se va a vivir como Jesucristo en medio del campo. Toda la trama está llena de alusiones evangélicas y demás. El momento culminante es cuando se encara con un sargento de Carabineros que lo interroga. Le pregunta que cuantos libros ha leído en su vida, y el policía le contesta que unos diez. Para el filósofo renegado es la prueba de que vivir sin la cultura es estupendo y que hay que tender a una iletrada y difusa espiritualidad.

Insisto en que no se si Olmi, que suele ir de ponente a semanas religiosas y similares, ha caído en la cuenta de lo integrista de su discurso, en la línea vaticana de que sólo la fe ayuda y que lo demás es accesorio. En cualquier caso, Cien Clavos se incluye en esta corriente antiintelectual que une integrismo católico y las seudofilosofías New Age. Por tanto, por su desprecio del saber intelectual y por defender la preeminencia de una absurda y nada fundamentada espiritualidad por encima de la sabiduría científica, declaró a Ermanno Olmi y a sus Cien clavos enemigos de la concisión ilustrada.

2 comentarios:

El Duende de los Cafés dijo...

Apoyo su moción. Lo que nos faltaba: que alguien encontrará una excusa mistifeinada a las hogueras.

El Duende de los Cafés dijo...

Encontrara no encontrará, por supusto. Perdón.