domingo, 10 de febrero de 2008

Cartas finlandesas: sociedad



Si don Mariano Rajoy gana las próximas elecciones y en función de su cargo de presidente del Gobierno de ‘Paña se tiene que entrevistar con Tarja Halonen, presidenta de la República de Finlandia, le puede dar un derrame. Esta señora es madre soltera y durante muchos años estuvo al frente del colectivo de gays y lesbianas de su país. ¿Cómo va a justificar ante Rouco y sus cuates purpurados recibir en los salones de la Moncloa a semejante personaje?. Menos mal que la buena señora es luterana y se salva de la jurisdicción de los romanos, como creo ya dije llaman a los católicos en estos países protestantes.

Este currículum me lo contaban allí comparándolo con Estados Unidos, donde como ya saben se celebran reñidas primarias. Mi interlocutor me contaba que allí el gran debate es elegir entre una mujer y un negro, pero que en Finlandia el hecho de que una fémina aspire a la magistratura suprema no es novedad. Me decía este hombre que una candidata a la Casa Blanca con los antecedentes de Halonen no llegaría ni a la esquina. Muy a mi pesar, le repliqué que en España seguramente no sería tampoco ni siquiera concejala de fiestas en Villaconejos de Abajo. Sin embargo allí la señora Halonen ganó las elecciones con toda normalidad. Nadie convocó manifestaciones hablando de la disolución de la familia tradicional ni nada semejante.

Es curioso como debates que ahora se agitan contra ZP están normalizados en los países escandinavos. Ya les dije que los estudiantes pueden elegir con toda tranquilidad entre ética y religión en la escuela. La tasa de divorcio es muy alta y hay bastantes familias monoparentales. Las relaciones prematrimoniales se aceptan sin traumas. El país no sólo no ha caído en las garras del infierno, sino que funciona maravillosamente dentro del esquema de la socialdemocracia nórdica. Los finlandeses están machacados a impuestos, pero los pagan gustosos porqué ven su dinero invertido. Ya les conté que la educación es gratuita, y su sistema sanitario es muy bueno, según me dijeron. Además tienen una buena red de seguros sociales, como subsidios de paro y atención a la tercera edad, con asilos estatales para ellos sin buitres que monten chiringos y les roben la pensión. Caso especial es el de las mujeres. Sin cuotas de paridad, ha alcanzado grandes avances. El 48% de la población activa finlandesa es femenina. De 200 escaños parlamentarios, 81 los ocupan mujeres. Respecto a esto, merece la pena citar un detalle histórico. En 1906, cuando los rusos decidieron devolver a Finlandia la autonomía que les quitaron años atrás, incluyeron en sus reformas un parlamento autónomo. Pues bien, las mujeres pudieron votar y un grupo de ellas salieron elegidas. En esos mismos años, las sufragistas británicas andaban a palos con los Bobbies pidiendo su derecho a echar la papeleta. La foto de esas pioneras es la que encabeza estas líneas.

Tal vez es que la lengua finesa no distingue entre masculino y femenino al carecer de género y no han tenido la reserva mental de hacer separaciones entre hombres y mujeres. Por cierto, ZP no ha inventado nada. Desde 2001 existen las bodas civiles entre homosexuales y hace dos años el parlamento aprobó que las parejas de lesbianas pueden ser madres mediante inseminación artificial. Como se ve, no se que espera Ratzi para mandar una buena hornada de dominicos a reevangelizar estos territorios dejados de la mano de Dios. Sin embargo, curiosamente la homosexualidad estuvo penada hasta 1971 aunque me aseguraron allí que la ley no se aplicaba desde la Segunda Guerra Mundial. La actual presidenta, en sus años al frente del colectivo gay-lésbico, ayudó lo suyo a normalizar la situación.

La sociedad finlandesa es muy homogénea racialmente. Sólo hay unos 7.000 samis (lapones) y unos 10.000 gitanos, junto con otras minorías muy minoritarias, como los judíos, que son unos 1.000. Caso aparte son la minoría suecoparlante. Finlandia fue sueca entre 1150 y 1809, año en que pasó a Rusia. La presencia del país vecino es culturalmente fuerte dos siglos después. El svenka es el segundo idioma oficial de Finlandia y todos están obligados a estudiarlo. Es curioso que las calles estén rotuladas en las dos lenguas. Pues hay un cinco por ciento de finlandeses que sólo hablan sueco. Es propio de la mentalidad finlandesa no considerarlos una minoría étnica, a pesar de mi sorpresa. De esto les hablaré en otra carta , la de la modestia del país. Por de pronto, este cinco por ciento tiene partido político propio, que es muy solicitado para formar mayorías, y su propia prensa. Son poderosos, pues son grandes fortunas de allí. Muchos se concentran en las islas Aland, un archipiélago que estuvo un tiempo en disputa entre los gobiernos de Estocolmo y Helsinki hasta que se las quedó este último. Es como si el país vasco se independiza y los de Neguri dicen que una porra, ellos siguen hablando castellano y no euskera y montan sus propios partidos y periódicos. ¿Se imaginan lo que se liaría aquí?. Pues allí es el pan nuestro de cada día.

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