lunes, 10 de diciembre de 2007

Se nos fue también Stockhausen


Mientras mis múltiples ocupaciones académicas me mantienen alejado del blog, los acontecimientos dignos de ser comentados se suceden. También las muertes de personalidades del mundo del arte, que merecen al menos un recordatorio. Y aunque no quiero especializarme en oraciones fúnebres en esta ocasión el finado lo merece.

La pasada semana murió Karlheinz Stockhausen, uno de los compositores más influyentes del siglo XX. Tan influyente como para tener el curioso honor de que los Beatles lo hicieran aparecer en la portada del Sgt. Pepper. Y también uno de los más denostados. Para los amantes de la música llamada clásica, Stockhausen es el paradigma del compositor contemporáneo peñazo, creador de sonidos incomprensibles que sólo se justifican como pura provocación. Y no es eso.

Estamos todos de acuerdo en que la música de Stockhausen no es fácil. Y no lo es porque no tiene referentes ni asideros. Stockhausen se propuso inventar la música de nuevo, partir de cero creando algo que no se hubiera hecho antes ni remitiera a nada conocido. Ni siquiera a una pieza suya. Porque no existe un estilo ni un sonido característico de Stockhausen; cada obra es una aventura sonora independiente. Por eso es tan complicado elegir un tema significativo con que cerrar estas exequias.

Así que vamos a escuchar algo sencillo, y es también mi consejo para quienes quieran adentrarse en la música contemporánea. Empezar por piezas que no desagraden, que no sean estridentes, con las que puedas irte a la cama y quedarte dormido. No les demos argumentos a los vecinos para protestar. Y escuchar con la mente abierta, aunque no se entienda. Normalmente este tipo de música parte de un material teórico excesivamente complejo para el profano, pero eso no debe echarnos para atrás. Muy pocos son capaces de comprender lo que quiso decir Bach con El Clave Bien Temperado y sin embargo nos gusta.

Si no tenéis el oído hecho a las sonoridades electrónicas, mejor empezar por piezas para piano o sólo vocales. Como este Stimmung para seis voces, escrito por Stockhausen en 1968. Consta de 51 secciones que duran entre 30 segundos y algo más de cuatro minutos, y pueden escucharse seguidas como una sola composición. Aquí os traemos la sección número 44 en la versión del grupo Singcircle dirigido por Gregory Rose.

Haced un esfuerzo y escuchadla, por el bueno de Karlheinz. Igual hasta os acaba gustando y todo.


boomp3.com

2 comentarios:

El Robespierre Español dijo...

Es curioso el silencio que ha caído sobre la muerte de Stockhausen. Unos breves en los periódicos nada más. Ni los obituarios del digital del mundo, que suelen ser un hacha y te meten a los difuntos más inverosímiles lo ha recogido. Se ve que no tenía mucho predicamento hoy en día.

Academia de Ociosos dijo...

Creo que pertenece a esa maravillosa (para mi gusto) etapa del arte en el que se intentó decir algo diferente, romper con la herencia de siglos y buscar un lenguaje nuevo. Esa búsqueda, llevada a cabo en todas las facetas artísticas, fue sin duda lo mejor que dio el siglo XX (vuelvo como es lógico a expresar mi particular opinión). En la actualidad, ese espíritu rebelde se ha perdido: todo el arte está como domesticado si lo comparamos con la fiereza de los movimientos que eclosionaron durante el siglo. El arte pop, por poner un ejemplo, no es más que la misma máquina de copias en que terminaron tantos surrealistas, dadaistas, y eneístas; la literatura ya no intenta crear lenguajes, nos cuenta historias o repite esquemas.

Por todo ello, sumado a la dificultad de sus sonidos y a las características de los medios, no es de extrañar un silencio que quizás no es más que un reflejo de otro silencio mayor.