domingo, 25 de noviembre de 2007

Vergüenzas históricas de ayer y hoy

Tal vez el Chevalier De Jaucourt no fuese (a pesar de la estima en que lo tenía Diderot) un espíritu original, pero su colosal tarea y su humildad imponen respeto. Autor de un total de 17.266 artículos, escribió 15.039 de ellos entre la crisis de otoño de 1759 y la publicación en 1765, lo que nos da una medida de ocho artículos al día.
Los libreros, por su parte, hicieron gala de un extremado pragmatismo, tan contentos de contar con el Chevalier como reacios a pagarle. Después de todo, el se había ofrecido a realizar gratis su trabajo y ellos no se sentían en la menor obligación de recompensar su generosidad. Los libros de cuentas de los libreros asociados demuestran que durante nueve años le estuvieron sirviendo sin costo alguno los libros que necesitaba, por un importe de 2.749 libras (equivalentes a unos 33.000 euros de hoy). También había que pagar a los secretarios permanentes que De Jaucourt empleó a fin de investigar, seleccionar y copiar materiales, pero el Chevalier se encargó personalmente de hacerlo. Como era rico, le fue posible pagarlos durante algunos años hasta que, finalmente, el coste de aquella pequeña editorial que no le reportaba más beneficios que unos cuantos libros gratis comenzó a comprometer sus finanzas. Hasta que, como narra Grima, uno de los libreros se mostró dispuesto a acudir en su ayuda:

Monsier le Chevalier De Jaucourt no fue sólo, según dice Monsieur Diderot, quien más contribuyó a que se concluyera esa inmensa obra, sin obtener compensación alguna por sus esfuerzos, sino que incluso se vio obligado a vender una casa que tenía en París para poder pagar los salarios de los tres o cuatro secretarios que tenía continuamente empleados durante diez años. Lo curioso de este asunto es que fue el librero Le Breton quien le compró esta casa con el dinero que le trabajo del Chevalier De Jaucourt le había hecho ganar…

Fue un negocio redondo: De Jaucourt casi se había arruinado trabajando gratis para los libreros… que ahora le compraban una casa de su propiedad (pagándola con el dinero obtenido gracias a su trabajo) para que pudiera seguir ganando dinero para ellos; en otras palabras, que Le Breton le sacaban a De Jaucourt no sólo la publicación de un diccionario que le reportaba millones, sino también una casa… y todo ello, a cambio de unos pocos libros.

El Chevalier, según parece, estaba tan dedicado a su trabajo que apenas le importaba otra cosa…

Encyclopédie, Phillip Blom

2 comentarios:

El Robespierre Español dijo...

Se demuestra una vez mas que detrás de todo gran proyecto se esconde un gran tapado que hace el trabajo sucioy no tiene reconocimiento.

Academia de Ociosos dijo...

Sobra el "gran". Supongo que usted quiso decir "detrás de todo proyecto..."