martes, 8 de enero de 2008

Urquijo según Menéndez

Lamento haber estado sin acceso a Internet durante todas mis largas vacaciones académicas y no haber podido hacer comentarios en su momento a los últimos posts. Concretamente, al publicado por nuestro Robespierre sobre el afrancesado Urquijo, personaje al que recientemente he encontrado en las páginas de la Historia de los Heterodoxos Españoles de Don Marcelino Menéndez y Pelayo, una lectura muy recomendable en la que me sumerjo periodicamente desde hace varios años. La visión de Menéndez sobre Urquijo, como es lógico, dista mucho de ser benevolente. Lean si no lo que dice de él con su peculiar estilo (las cursivas son suyas):

"D. Mariano Luís de Urquijo, natural de Bilbao y educado en Francia, diplomático y ministro a los treinta años gracias al favor del conde de Aranda, personaje ligero, petulante e insípido, de alguna instrucción pero somera y bebida por lo general en las peores fuentes; lleno de proyectos filantrópicos y de utopías de regeneración y mejoras: hombre sensible y amigo de los hombres, como se decía en la fraseología del tiempo; perverso y galicista escritor, con alardes de incrédulo y aun de republicano; conocido aunque no con gloria , entre los literatos de aquel tiempo por una mala traducción de La muerte de César, de Voltaire, que el abate Marchena fustigó con un epigrama indeleble, aunque flojamente versificado.

Ayer en una fonda disputaban
de la chusma que dramas escribía
cuál entre todos el peor sería.
Unos: "Moncín"; "Comella", otros gritaban;
el más malo de todos, uno dijo,
es Voltaire traducido por Urquijo."

Aunque lejos de sus ideas, no puede uno menos que añorar esos tiempos gloriosos en los que el pensamiento reaccionario español estaba defendido por plumas tan ilustres como la de D. Marcelino, y no por mamarrachos como César Vidal o Pío Moa.

2 comentarios:

El Robespierre Español dijo...

Uno de los grandes fans de don Marcelino fue el propio Luis Buñuel, al que gustaba mucho la "Historia de los heterodoxos españoles". De hecho, esa delicia que es "La Vía Lactéa" sale de allí, con su desfile de herejes y teólogos. A Menéndez y Pidal sin duda le hubiese dado un derrame de haberla visto. A veces el pensamiento es como el agua por muy dogmático que sea y se vuelve contra el que lo pronuncía

El Robespierre Español dijo...

Error. He dicho Menéndez y Pidal y es Menéndez y Pelayo.