jueves, 10 de enero de 2008

La Montaña de Basura ha hablado

Hay algo que unifica todas nuestras fiestas populares. Y no, no es la alegría o el bullicio. Ni la música, ni el consumo inmoderado de bebidas alcohólicas, ni siquiera la financiación por una concejalía ad-hoc. Hay un factor común a todas, las religiosas y las profanas, nacionales, autonómicas o locales. Sea la celebración del fin de año o la cabalgata de reyes, el carnaval, la semana santa, o las ferias. Todas ellas, con independencia de su origen y sentido primigenios, todas sin excepción, se han convertido en grandes botellonas. Y por supuesto y como consecuencia, todas ellas generan tras su paso grandes cantidades de basura. De hecho, los medios suelen medir la popularidad de las fiestas por las toneladas de basura recogidas al final por los servicios de limpieza.

Ah, la basura! Qué gran motivo para este bravo nuevo siglo! Porque a la hora de ensuciar, del Rey abajo todos iguales, y desaparecen las diferencias de edad, orientación sexual, nivel adquisitivo o credo religioso. De igual modo que los padres inician a sus hijos desde su más tierna infancia en los rituales no escritos de las comparsas o las cofradías, también desde pequeños les enseñan a tirar al suelo los restos de comida, envoltorios y envases que tan incómodos resultan para gozar plenamente de la fiesta. No tengo yo muy claro si la vieja y desprestigiada urbanidad ha conseguido finalmente colarse en algún capítulo del temario de esa Educación para la ciudadanía que el gobierno pretende imponer a nuestros pobres niños. Mientras tanto, podría cumplirse la norma que rige en muchos países civilizados, donde se multa a todo aquel sorprendido por los agentes de la autoridad arrojando un papel al suelo en un espacio público. Espero que nadie lo considere atentatorio contra el derecho de los padres a educar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones.

ACTUALIZACIÓN

Las autoridades gaditanas ya ha encontrado una mejor solución al problema de las basuras en las calles, que evita las incomodidades de la educación ciudadana y las reconvenciones públicas. La noticia la recoge el Diario de Cádiz:

Derriban el mirador de la Punta de San Felipe

La Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz está procediendo estos días al derribo del pequeño mirador situado en la Punta de San Felipe, en la esquina situada tras las salas de fiesta Anfiteatro y Malecón. (...)

Según explican fuentes de la Autoridad Portuaria, el derribo del mirador que tenía acceso a una plataforma inferior se debe al mal estado que presentaba, ya que en esa zona se acumulaba el agua salada procedente del mar junto a orines y otros residuos arrojados durante las noches de movida juvenil.

No es mala política, a fe mía. Si se acumula basura en un espacio público se derriba éste y fin del problema. Esperemos que no lo apliquen a nuestro querido monumento al marqués de Comillas.


2 comentarios:

El Duende de los Cafés dijo...

Verdaderamente, ¿qué más decir al respecto? Los factores que integran la suma de semejante resultado, todos sabemos los que son.

El Robespierre Español dijo...

Estas son victorias del canismo, como el vallar los parques públicos y cerrarlos a partir de cierta hora para que no los arrasen los vándalos o crear botellódromos para que los adolescentes se puedan emborrachar a gusto. No deja de ser una triste cesión de la autoridad pública la que se hace ante estas tristes prácticas. Pero esas excepciones que se hacen con las grandes fiestas, donde se permite que todo tipo de energúmenos se apodere de las ciudades en nombre del depreciado turismo, tampoco ayudan. Que vengan visitantes aunque no tengamos donde meterlos. En algunos casos flagrantes, como la motorada de El Puerto de Santa María, ya se empieza a discordar, pero aún queda.