martes, 8 de septiembre de 2009

Arquitectos y arquitecturas

Tres en uno:

1. En El Cultural de El Mundo, un arquitecto español le hace una rendida entrevista a Norman Foster donde, entre otras lindezas, el arquitecto inglés se muestra muy ufano del aeropuerto de Stansted, cuya principal innovación, según parece, es haber liberado de instalaciones la cubierta. Lo que no añade es que el desarrollo en una sola planta le supone al pobre pasajero tener que recorrer inmensas distancias, a pie y cargado de equipaje, hasta alcanzar su terminal de destino. Por no hablar de la clamorosa falta de asientos y zonas de espera. Porque en las compañías de bajo coste no sólo vuelan jóvenes mochileros; también ancianos, familias con niños y minusválidos. Obviamente Sir Norman vuela en primera clase y nunca en compañías de bajo coste.

2. En El País del pasado domingo cuentan el último desaguisado de Santiago Calatrava. Por lo visto, la futurista pasarela que ha construido sobre el Gran Canal veneciano despierta bastantes dudas sobre su seguridad, además de no cumplir la legislación italiana por no facilitar el paso de minusválidos (otra vez esos impertinentes con sus cojeras fingidas). Todo eso sin entrar en sus discutibles valores estéticos, sobre todo en tan histórico entorno. Inevitablemente viene a la memoria su famoso puente de Bilbao en el que la gente resbalaba cuando llovía.

3. Leo con tristeza el artículo de Antonio Muñoz Molina en Babelia ("Desolación de volver") sobre el irreparable destrozo que una política municipal ignorante y codiciosa ha hecho en el centro histórico de Úbeda. Pero no me sorprende en absoluto, ya que es la misma que se ha ejercido sobre el de Sevilla; la misma de la que ya empiezan a manifestarse preocupantes signos en el casco antiguo de Cádiz.

La culpa no es de la Arquitectura, una de las artes más bellas y completas que existen. Ni siquiera de los arquitectos, aunque sean en su mayoría unos pijos prepotentes; también hay entre ellos grandes profesionales. La culpa es de quienes juegan a ser mecenas del Renacimiento con el dinero del contribuyente sin saber de Teología ni de Geometría, sin tener decencia ni buen gusto.

Y por eso El Conciso está aquí, para denunciar todas esas fechorías. Empezamos nuevo curso con la esperanza de que este año nuestros redactores pueden vencer su clásica molicie y estar a la altura de lo que los lectores esperan de este blog. Vamos allá.

2 comentarios:

JuanMa Replicante dijo...

Susgüevoahí del mentor!!

El Duende de los Cafés dijo...

Jajaja. Bienvenido, señor don Mentor.