lunes, 24 de marzo de 2008

San Patricio, con retraso


El sol apareció del todo, formando un círculo de un blanco perfecto; también apareció todo el lago, bañado en luz. En el horizonte, los picos de las Twelve Bens Mountains se superponían en una gama decreciente de grises, como las películas de un sueño. Guardaron silencio. Al llegar a Galway, Walcott habló de nuevo: ‘Yo soy ateo, pero entiendo que aquí se pueda ser católico. Este país tiene algo muy especial. Todo vibra constantemente, tanto la hierba de los prados como la superficie de los lagos; todo parece indicar una presencia. Hay una luz inestable y suave, como una materia cambiante. Ya verá. Hasta el cielo parece vivo’.

(Las partículas elementales, Michel Houllebecq)

4 comentarios:

Academia de Ociosos dijo...

Tremendo error, pasar del ateismo a comprender el catolicismo por un paisaje es, literalmente, pasarse un montón de pueblos, dejando en el medio todo tipo de religiones ligadas a la naturaleza, y las religiones orientales que no contemplan un dios moral al modo católico... Le falló la frenada a la emoción.

Si hay algo que el paisaje de Irlanda me hace comprender es que se tenga por dioses a los árboles, al sol y a la naturaleza, y que se crea en espadas y damas vestidas de blanco que desaparecen entre rendijas del tiempo...

El Duende de los Cafés dijo...

Por supuesto. Sólo pretendía hacer ver que es un paisaje que invita a transcender ;)

El Robespierre Español dijo...

Lo que me extraña es que usted tenga que citar un libro para hablar de Irlanda. Seguro que tiene impresiones propias de la verde Erín más jugosas que compartir con los concisos.

El Duende de los Cafés dijo...

Sin duda, señor robespierre. Lo que no tengo es tiempo.