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De todos modos esta polémica sobre el adoctrinamiento de los niños en las escuelas no debería acabar con una sentencia judicial sino promover un debate serio sobre el tema. Por ejemplo, no he visto en la prensa ninguna mención a un hecho que a mí me resulta escandaloso. Y es que la falta de colegios públicos en algunas zonas está obligando a padres que desean para sus hijos una educación laica a matricularlos en centros religiosos concertados. Y si bien es cierto que la asignatura de religión es optativa, no lo es menos que la constante exposición a imaginería, rezos y celebraciones varias (lo que sutilmente se llama "el ideario") acaba grabándose en los cerebros aún tiernos. Y aquí la responsabilidad sí es claramente de las autoridades educativas que han hecho dejación de su obligación de asegurar a todos los ciudadadanos un puesto para sus hijos en la escuela pública.